El castillo de San Pedro Manrique con su leyenda amorosa

Viendo las dos imágenes del castillo de San Pedro Manrique, con cien años de diferencia, el deterioro en un siglo es palpable.

Viendo las dos imágenes del castillo de San Pedro Manrique, con cien años de diferencia, el deterioro en un siglo es palpable.

Poco queda del castillo roquero de San Pedro Manrique que, según algunos debió construirse una vez que, en 1383, Juan I (1379-1390) donase la villa de de San Pedro de Yanguas (que así se llamaba entonces) a Diego Gómez de Manrique, como un pago más a su apoyo a los Trastámara reinantes (el apellido Manrique se incorporaría al topónimo en 1464).

San-Pedro-Manrique-medieval_cuaderno-escolar-de-1948

Historia medieval de San Pedro Manrique tal y como la aprendían los escolares en 1948 (del cuaderno escolar de Ángel Calonge del Rincón).

Castillo-y-murallas-de-San-Pedro-Manrique-en-1948_Ruta_Total_Jose_Luis_CuerdaDesde la puerta de la muralla por la que sale la procesión funeraria en el cortometraje Total de José Luis Cuerda hacia la iglesia de San Miguel, el castillo ofrece este frente.

castillo_San_Pedro_Manrique_lateral_Ruta_Total_Jose_LUis_Cuerda_Tierras_Altas,-foto-antiguaEn un documentoremitido por el cura Miguel Antonio Martínez el 26 de junio de 1796 al cartógrafo Tomás López se dice lo siguiente del castillo: «Muchos de los que hoy viven lo han conocido sin ruina y con todos sus pertrechos… Del mismo quedan ya escasas ruinas, peero aún quedan supervivientes que llegaron a conocerlo con algunas habitaciones, siendo abandonado a principios del siglo XVIII».

castillo_San_Pedro_Manrique_Iglesia_Virgen-de-la-Pena_Ruta_Total_Jose_LUis_Cuerda_Tierras_Altas,-foto-antiguaLos amores de doña Blanca y don Gonzalo

Dos versiones distintas conozco sobre el trágico desenlace de los amores entre doña Blanca y don Nuño: la recogida por Florentino Zamora y la escrita por Gervasio Manrique de Lara (el suegro del cineasta Luis García Berlanga al que hemos dedicado un artículo en este blog).

La primera de las versiones tiene un tinte más romántico y viene a decir que durante la Reconquista quedó herido en una batalla don Nuño y como premio a su valor se le nombró alcaide del castillo de San Pedro (entonces «de Yanguas»). Y se nos dice que «tenía este caballero una hija llamada Blanca, tesoro de hermosura y compendio de virtudes y estaba prometida a don Gonzalo, pariente de los condes de Castilla y famoso por sus hecho sde armas contra los moros». Mas cuando se estaban realizando los preparativos para la boda «oyéronse desde el castillo los clarines de los farautes y heraldos de don Ramiro I de Asturias (790– 850), pregonando a toda prisa la guerra contra los moros que, acaudillados por Abderramán II se dirigían a Castilla», así que don Gonzalo tuvo que postergar el casamiento y salir raudo hacia la guerra. «Blanca, llena de pena, subió a la torre del homenaje del castillo y, clavando los ojos en su amante, fuele diciendo adiós en sus suspiros y le vio desaparecer entre densas nubes de polvo, dejándose caer rendida por la fuerza del dolor y copioso llanto, sobre el poyo de una saetera».

El castillo quedó con poca guarnición, circunstancia que aprovechó su anterior señor, el moro Yacub ibn Said, que había visto a Blanca y se había «prendado de su hermosura» y la acechaba desde los alrededores esperando la ocasión para raptarla en una de las salidas de la joven a la ermita de la Virgen de la Peña. Y así acaeció. «Súpolo pronto don Nuño y montado en ira tremenda de padre ofendido, juró por sus luengas barbas coger al infiel y colgarlo en las almenas del castillo, auque se hubiera escondido en las mismas entrañas de la tierra».

El moro se pertrechó en el castillo del vecino pueblo de Armejún y, enterado don Nuño, allí se presentó con su mesnada. Entablose una serie de combates  y la morisma terminó por huir camino de Peñazcurna llevando como rehén a doña Blanca. Los cristianos les persiguen y finalmente el raptor arrojó desde lo alto de un peñasco el cuerpo de la joven el mismo día en que su padre había soñado que el alma de su hija subía a los cielos entre coros angélicos mientras Santiago Matamoros ayudaba a Ramiro I en Clavijo, perdiendo así Abderramán II el legendario «tributo de las cien doncellas» que se rememora en San Pedro Manrique a través de tres móndidas en el día de San Juan aún hoy día.

Las móndidas de San Pedro Manrique en foto antigua (Archivo Histórico Provincial de Soria)

Las móndidas de San Pedro Manrique en foto antigua (Archivo Histórico Provincial de Soria)

Y entonces acaeció que el mismísimo Apóstol Santiago apareció allí mismo, ante el pico rocoso defendido por los musulmanes cerca ya de Peñazcurna, vestido de humilde peregrino, y tomando una piedrecilla la lanzó con una honda contra el peñasco donde se guarecían los moros. La piedrecilla, milagrosamente, fue aumentando de tamaño y cayó sobre ellos aplastándoles.

En la versión de Gervasio Manrique, que puede leerse en Soriaymas, el moro (llamado Yacut) se refugia en Peñalcázar, pero hay un final feliz pues Blanca no fallece aplastada contra el suelo: «Ante la enérgica acometida de los cristianos, Yucut, temeroso de ser copado y verse colgado de las almenas del castillo de San Pedro Manrique, lanzó a Beatriz desde los altos de la montaña. Fue a caer entre los peñascales de la sierra, por donde avanzaba el ejército cristiano. Una paloma la había sostenido sobre sus alas y la encontraron sana y salva». Así que, en esta versión, Blanca y Gonzalo pudieron finalmente «matrimoniarse».

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